sábado, 23 de octubre de 2021

Presidentes argentinos

Juntas de Gobierno

25/05/1810 – 18/12/1810   Junta Patria

18/12/1810 – 23/11/1811  Junta Grande

Triunviratos

23/11/1811 – 08/10/1812   Primer Triunvirato

08/10/1812 – 22/01/1814   Segundo Triunvirato

Directores de las Provincias Unidas del Rio de la Plata

1814 – 1815   Gervasio A. de Posadas

1815 – 1815   Carlos M. de Alvear

1815 – 1815   José Rondeau

1815 – 1816   Alvarez Thomas

1816 – 1816   Antonio Gonzalez Balcarce

1816 – 1819   Juan M. de Pueyrredon

1819 – 1820   José Rondeau

Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires

1820 – 1820   Manuel de Sarratea, Idelfonso Ramos Mejía, Miguel E. Soler

1820 – 1820   Cabildo de Buenos Aires, Manuel Dorrego

1820 – 1824   Martín Rodríguez

1824 – 1826   Juan Gregorio de la Heras

Presidentes Unitarios

1826 – 1827   Bernardino Rivadavia

1827 – 1828   Vicente López (interino)

Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires a cargo de las Relaciones Exteriores

1827 – 1828   Manuel Dorrego

1828 – 1829   Juan Lavalle

1829 – 1829   Juan José Viamonte

1829 – 1832   Juan Manuel de Rosas

1832 – 1833   J. R. González Balcarce

1833 – 1834   Juan José Viamonte

1834 – 1835   Manuel V. Maza

1835 – 1852   Juan Manuel de Rosas

Director Provisorio de la Confederación

 1852– 1854   Justo José de Urquiza


Presidentes Constitucionales de la Confederación

1854– 1860   Justo José de Urquiza 

1860– 1861   Santiago Derqui

Encargado Provisional del Poder Ejecutivo Nacional

1861– 1862   Bartolomé Mitre


Presidentes de la Nación

1862 – 1868   Bartolomé Mitre
1868 – 1874   Domingo F. Sarmiento
1874 – 1880   Nicolás Avellaneda
1880 – 1886   Julio Argentino Roca
1886 – 1890   Miguel Juárez Celman
1890 – 1892   Carlos Pellegrini (*)
1892 – 1895   Luis Sáenz Peña
1895 – 1898   José Evaristo. Uriburu (*)
1898 – 1904   Julio Argentino Roca
1904 – 1906   Manuel Quintana
1906 – 1910   José Figueroa Alcorta (*)
1910 – 1914   Roque Sáenz Peña
1914 – 1916   Victorino de la Plaza (*)
1916 – 1922   Hipólito Yrigoyen
1922 – 1928   Marcelo T. de Alvear
1928 – 1930   Hipólito Yrigoyen
1930 – 1932   José Félix Uriburu [1]
1932 – 1938   Agustín P. Justo [3]
1938 – 1942   Roberto M. Ortiz [3]
1942 – 1943   Ramón S. Castillo (*) (por renuncia Presidencial)
1943 – 1943   Arturo Rawson [1]
1943 – 1944   Pedro P. Ramirez [2]
1944 – 1946   Edelmiro J. Farrell [2]
1946 – 1952   Juan Domingo Perón [3]
1952 – 1955   Juan Domingo Perón [3]
1955 – 1955   Eduardo Lonardi [1]
1955 – 1958   Pedro E. Aramburu [2]
1958 – 1962   Arturo Frondizi [3]
1962 – 1963   José María Guido [1] 
1963 – 1966   Arturo Umberto Illia [3]
1966 – 1970   Juan Carlos Onganía [1]
1970 – 1971   Roberto Marcelo Levingston [2]
1971 – 1973   Alejandro Lanusse [2]
1973 – 1973   Héctor J. Cámpora [3]
1973 – 1973   Raúl A. Lastiri  (por renuncia Presidencial)
1973 – 1974   Juan Domingo Perón [3]
1974 – 1976   M. E. Martinez de Perón (*) (por fallecimiento Presidencial)
1976 – 1981   Jorge R. Videla [1]
1981 – 1981   Roberto Viola [2]
1981 – 1982   Leopoldo Galtieri [2]
1982 – 1983   Reynaldo Bignone [2]
1983 – 1989   Raúl Alfonsín [3]
1989 – 1995   Carlos Saúl Menem [3] (Asunción anticipada)
1995 – 1999   Carlos Saúl Menem [3]
1999 – 2001   Fernando De la Rúa [3] (Abandona el Gobierno)

2001 - 2001    Federico Ramón Puerta [4] (por Ley de Acefalía)

2001 - 2001   Adolfo Rodríguez Saá [5] (por Asamblea Legislativa)  

2001 – 2002   Eduardo Camaño [4] (por Ley de Acefalía)

2002 – 2003   Eduardo Duhalde [5] (Por Asamblea Legislativa)

2003 – 2007   Néstor Kirchner [3]
2007 – 2011   Cristina Fernandez de Kirchner [3]
2011 – 2015   Cristina Fernandez de Kirchner [3]
2015 – 2019   Mauricio Macri [3]
2019 – 2023   Alberto Fernández [3]


(*) Vicepresidentes que asumieron la Presidencia

[1] Golpe de Estado

[2] Recambio bajo régimen de facto

[3] Elecciones

[4] Por Ley de Acefalía

[5] Por Asamblea Legislativa


Bernardino Rivadavia fue el primer presidente de la Nación, nombrado como «presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata», cargo y título creado por ley del Congreso del 8 de febrero de 1826, pero gobernó solamente la provincia de Buenos Aires. Justo José de Urquiza fue el primer presidente constitucional y el segundo electo de la Nación; desempeñó la jefatura del Estado como «presidente de la Confederación Argentina» de acuerdo con la Constitución original de 1853 y gobernó una federación que integraron trece provincias argentinas, sin encontrarse entre ellas Buenos Aires. Bartolomé Mitre fue el cuarto presidente constitucional y el sexto de la Nación; desempeñó el cargo con el título de «presidente de la Nación Argentina» ya con el país unificado, sobre catorce provincias, que abarcaban cerca de la mitad del territorio actual. Julio Argentino Roca gobernó sobre catorce provincias y nueve territorios nacionales, abarcando un territorio similar al actual. Tras la aprobación de la Ley Sáenz Peña de 1912, Hipólito Yrigoyen fue el primer presidente electo democráticamente en 1916, a través del sufragio obligatorio y secreto, sin embargo, este sistema no contempló la intención de la población femenina. En ese aspecto, Juan Domingo Perón en 1951, fue el primer presidente elegido por sufragio universal. Por su parte, en 1995 Carlos Menem fue el primer presidente en ser elegido por los ciudadanos habitantes de todo el territorio nacional, organizado en las 23 provincias actuales.
La Constitución de 1853 establecía un mandato de 6 años sin posibilidad de reelección inmediata, esto cambió con la reforma constitucional de 1994 durante la presidencia de Carlos Menem, donde el mandato se redujo en un tercio y actualmente tiene una duración de cuatro años, con posibilidad de una sola reelección inmediata.


Esta lista no incluye a personas que algunas fuentes les atribuyen dicho título, los mismos ejercieron la titularidad del Poder Ejecutivo Nacional a saber:

1. Enrique Martínez reemplazó en su condición de vicepresidente, al presidente Hipólito Yrigoyen cuando este delegó la presidencia el 5 de septiembre de 1930, como consecuencia de las presiones golpistas que se concretaron al día siguiente. Martínez ejerció el cargo durante un día.
2. Arturo Rawson tomó el poder por la fuerza el 4 de junio de 1943, atribuyéndose el título de presidente de la Nación. Sin embargo sus primeras medidas de gobierno produjeron disgusto en el grupo golpista, que lo obligó a renunciar tres días después, sin siquiera la formalidad del juramento.
3. José Domingo Molina Gómez (1955) nunca ostentó el título de presidente de la Nación y se limitó a presidir una junta militar en la que Perón delegó informalmente el mando cuando se produjo el golpe de estado que lo derrocó.
4. Ítalo Luder quien en su condición de presidente provisional del Senado de la Nación Argentina, ejerció el Poder Ejecutivo entre el 13 de septiembre de 1975 y el 16 de octubre de 1975, por licencia de la presidenta María Estela Martínez de Perón.
5. Horacio Tomás Liendo asumió el Poder Ejecutivo de la Nación –con la suma del poder legislativo y provincial– el 21 de noviembre de 1981, por delegación forzada por el presidente de facto Roberto Eduardo Viola, en los términos del artículo 6 del Estatuto del Proceso de Reorganización Nacional (suplencia o acefalía). Lo ejerció durante 21 días.
6. Carlos Alberto Lacoste fue designado en 1981 «interinamente» como «presidente de la Nación» (de facto) por un plazo de once días, por la Junta Militar que había tomado el poder en 1976.
7. Alfredo Oscar Saint-Jean (1982) fue designado la misma noche de la rendición de Argentina de 1982 «interinamente» como «presidente de la Nación» por la Junta Militar que había tomado el poder en 1976.
8. Ramón Puerta (2001) nunca ostentó el título de presidente de la Nación. Ejerció el Poder Ejecutivo Nacional por imperio de la ley de acefalía, debido a la renuncia el 20 de diciembre de 2001 del presidente constitucional Fernando de la Rúa, hasta que la Asamblea Legislativa eligió al nuevo presidente de la Nación Adolfo Rodríguez Saá. Estuvo en el cargo tres días.
9. Eduardo Camaño (2001) nunca ostentó el título de presidente de la Nación. Ejerció el Poder Ejecutivo Nacional por imperio de la ley de acefalía, debido a la renuncia el 30 de diciembre de 2001 del presidente constitucional interino Adolfo Rodríguez Saá, hasta que la Asamblea Legislativa eligió al nuevo presidente de la Nación Eduardo Duhalde. Estuvo en el cargo dos días.
10. Federico Pinedo (2015) nunca ostentó el título de presidente de la Nación. Ejerció el Poder Ejecutivo Nacional invocando la ley de acefalía, debido a un fallo de la jueza María Romilda Servini de Cubría que estableció que el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner finalizaba a la medianoche del día 9 de diciembre de 2015. Debido a que el presidente electo Mauricio Macri no estaba en condiciones de asumir porque no había jurado ante la Asamblea Legislativa, Pinedo ejerció el PEN hasta el juramento de Mauricio Macri. Estuvo en el cargo doce horas.

domingo, 17 de octubre de 2021

Formación de un país

 

Consecuencias de la Batalla de Pavón

Entre las principales consecuencias de la batalla de Pavón se destacan las que se enumeran a continuación:

  • El avance de las fuerzas mitristas sobre el territorio de la Confederación, durante el cual se produjo la matanza de 300 soldados y oficiales federales en Cañada de Gómez. Estos hombres esperaron en vano un regreso de Urquiza al campo de batalla que nunca se produjo.
  • La disolución de la Confederación Argentina, que dejó de existir tras la renuncia del vicepresidente Juan Esteban Pedernera, que había asumido como presidente provisional tras el exilio de Derqui en Montevideo.
  • El derrocamiento de todos los gobernadores federales de las provincias, salvo Urquiza, por tropas enviadas por Mitre al interior del país.
  • La reclusión de Urquiza en los ámbitos de poder de la provincia de Entre Ríos y el fin de su influencia a nivel nacional.
  • La unificación del país bajo el liderazgo de Buenos Aires, tras la elección de Mitre como presidente de la Nación en elecciones en las que los candidatos federales estuvieron proscriptos.
  • El traslado del gobierno nacional desde Paraná a la ciudad de Buenos Aires, en calidad de huésped del gobierno porteño. De esta manera, la designación de una capital federal quedó en suspenso y esta cuestión recién se resolvería tras la Revolución de 1880 y la sanción de la Ley 1029, que federalizó la Ciudad de Buenos Aires.
  • La imposición del proyecto de país que sostenía el Partido Liberal porteño y que propiciaba la inserción de la Argentina en los mercados mundiales, en asociación con capitales extranjeros.

martes, 5 de octubre de 2021

Después de Pavón

Mitre se encontró al día siguiente de la batalla de Pavón en condiciones militares y morales para realizar los objetivos de unidad nacional que había sostenido desde Los Debates y en toda su actuación ulterior; pero no los quiso realizar dictatorialmente, sino de conformidad con su doctrina liberal, su respeto a la ley y ateniéndose a la responsabilidad política y moral.

Situación nacional después de Pavón

El gobierno delegado de Buenos Aires propuso al vencedor de Pavón que declarase caducas las autoridades federales e invitase a una convención general para decidir su suerte, quedando entretanto los pueblos en estado constituyente; eso equivalía a ignorar el pacto del 11 de noviembre, el del 6 de junio y la misma Constitución nacional. 

Mitre comprendió que no podía admitir esa ruptura violenta con aspiraciones por las que se venía luchando y con los compromisos adquiridos. 

En el orden militar Mitre persiguió a las tropas dispersas de la Confederación para afianzar la victoria, y ocupó militarmente Rosario y después respondió al gobierno delegado de Buenos Aires exponiendo su criterio y recordándole que la legislatura había autorizado al gobierno a resolver la cuestión de la incorporación de los diputados al Congreso nacional por la razón o por la fuerza, sin excluir el camino de una nueva elección. 

La ruptura de los vínculos constitucionales volvería a un estado de guerra civil entre los partidarios de la Constitución y los que la rechazasen.

La idea de Mitre

Mitre muestra en esa correspondencia con sus colaboradores un aplomo, una ponderación y una serenidad que no mantenían muchos de aquellos que, aun sin haber estado en Pavón, habían caído en extremos inesperados.

Antes de la batalla de Pavón, Mitre se había ocupado de extender la política liberal a las provincias y tenía en casi todas ellas núcleos que respondían a su inspiración; esa fuerza habría sido un apoyo para Derqui en el caso de un desarrollo pacífico del proceso constitucional, o contra él en el caso extremo de tener que recurrir, a la guerra.

Después de Pavón, Mitre avanzó hacia Rosario y Derqui abandonó esa ciudad e intentó hacerse fuerte en Santa Fe con ayuda del gobernador Pascual Rosas. Mientras tanto Urquiza inició negociaciones de paz con Mitre, valiéndose de Juan C. Ocampo, ya a mediados de octubre. El vencedor reconocía que Urquiza era el único que podía prolongar la guerra y su decisión de apartarse de la misma fue un gran servicio prestado al país.

Cuando Derqui propuso a Urquiza, en razón de ciertas esperanzas que le habían hecho concebir algunas provincias, que se pusiera al frente de la lucha, Urquiza y Mitre se hallaban en relaciones con vistas a la pacificación mediante el alejamiento de Entre Ríos de toda acción bélica. Pero la carta en que Mitre responde a Urquiza fue enviada al gobierno delegado de Buenos Aires para que tomase conocimiento de ella y le diese curso; sus colaboradores la retuvieron, en discrepancia, partidarios como eran de una nueva Constitución. Mitre discutió serena y objetivamente las objeciones de sus amigos de Buenos Aires en el gobierno, a las cuales se sumaron Valentín Alsina, Sarmiento y Vélez Sarsfield.

Urquiza había propuesto las siguientes bases de acuerdo: desconocimiento por Entre Ríos de las autoridades nacionales que habían caducado de hecho y derecho y retiro de los diputados de la provincia al Congreso, con la disolución de la capital y del territorio federal, que reasumiría su soberanía provincial y se apartaría de la lucha; las baterías de Diamante serían desarmadas así como la escuadra de la Confederación, quedando sus pertenencias a disposición del gobierno nacional que se organizare.

El plan de Mitre, al aprobar esas bases, consistía en restablecer en Córdoba las autoridades depuestas por Derqui, y eliminar a Sáa de San Luis, pues con él no quería trato alguno; también creía necesario regularizar la situación en otras provincias sobre la base del reconocimiento de la Constitución nacional reformada, la terminación de la guerra civil y la eliminación del caudillaje.

Cuando Derqui comprendió que Urquiza se entendía con el vencedor de Pavón, puso fin a su resistencia y embarcó para Montevideo. Pero al alejarse Derqui de la presidencia, Urquiza, bajo la presión de sus adictos, modificó su actitud en las negociaciones con Buenos Aires. Envió a Martín Ruiz Moreno y a Juan Cruz Ocampo a tratar con Mitre. Exponía ahora que se le pidió que se pusiera al frente del poder nacional para reunir todos los elementos que ofrecías las provincias y que fuesen enviados a ellas, como en tiempo de Rosas, ejércitos porteños. En fin, proponía al vencedor de Pavón que dejase en manos del vencido la regularización de la vida constitucional del país y de su pacificación.

Mitre se opuso categóricamente a esas proposiciones y elaboró una contrapropuesta razonada a cuya lógica tuvo que rendirse finalmente Urquiza. En el desarrollo de su argumentación, Mitre completó el triunfo militar de Pavón con un triunfo político de la máxima trascendencia. Urquiza acabó por dejar en manos de Mitre la tarea de la organización nacional.


La batalla de Pavón

Una de las batallas fundacionales del Estado argentino, hechos, acuerdos y consecuencias de una parte poco indagada de la historia Argentina.

A lo largo del siglo XIX argentino, hubo varios intentos de unificación política que no pocas veces fueron resueltos en el campo de batalla. El último de estos intentos fue la Batalla de Pavón, el 17 de septiembre de 1861.

Este combate abrió el camino a la organización nacional y puso fin a la separación entre la Confederación Argentina, liderada por Urquiza, representante de los estancieros entrerrianos y el Estado de Buenos Aires, al mando de Bartolomé Mitre, defensor de la oligarquía porteña.

Es necesario tener presente que no existía lo que hoy se conoce como República Argentina, sino que más bien había múltiples soberanías, cada provincia del actual territorio argentino se reconocía como Estado autónomo, en este sentido la Confederación Argentina fue la máxima unificación lograda a través de la unión de los Estados provinciales mediante pactos y tratados. Se puede considerar a Pavón como la paz armada necesaria para instrumentar al futuro Estado argentino.

La disputa entre las partes beligerantes no era solo una cuestión de organización político-territorial sino una disputa económica entre diferentes sectores dominantes. La Confederación Argentina exigía por un lado la libre navegación de los ríos que implicaba que los bienes producidos en el Interior no llegaran con precios inflados (ya que debían pagar impuestos al transitar las diferentes aduanas internas hasta llegar a Buenos Aires y también derechos de importación) los que debían competir con los precios de los bienes llegados de Inglaterra, obviamente de menor precio y de mayor calidad, en detrimento de los productos y ganancias del Interior (recordemos que para estos tiempos Inglaterra es el país con mayor desarrollo industrial). Por otro lado, la nacionalización de la Aduana de Buenos Aires (que era la única provincia con un puerto con salida oceánica), tendría que repartir sus ganancias a todo el territorio argentino. Con estas claves, podremos comprender de qué trató la Batalla de Pavón.

Los hechos previos

En función de la disputa económica, el 11 de noviembre de 1859 firmaron la Confederación y Buenos Aires, el Pacto de San José de Flores, que acordaba el ingreso de esta última a la Confederación. Entre sus cláusulas más importantes Bs. As. se abstendría de mantener relaciones diplomáticas con otras naciones y la Aduana sería nacionalizada.

Para hacer efectiva la unión de la provincia rebelde a la Nación, se efectuó en Buenos Aires la elección de diputados provinciales ante el Congreso Nacional, pero los porteños no siguieron la ley nacional (cada provincia sería un distrito electoral) sino que siguieron la suya propia (dividiendo al país en siete distritos, disminuyendo la representación de cada provincia) dando por caduco el Pacto de San José y así el primer intento de unión nacional.

La segunda crisis que cristalizó en Pavón fue el estallido en San Juan. Durante la presidencia de Urquiza las provincias del interior habían estado en paz con el Estado de Buenos Aires. Pero todo cambió con la llegada de Derqui en 1860, momento en el que irrumpieron conflictos en diferentes provincias de la Confederación, siendo el clímax la situación desatada en San Juan.

José Antonio Virasoro, gobernador de San Juan fue derrocado y asesinado por una rebelión liberal, es decir por caudillos que apoyaban al Estado de Buenos Aires. En una asamblea, de la que quedaron excluidos los federales, se nombró gobernador de San Juan a Antonino Aberastain, abierto liberal pro Bs. As. Derqui ordenó intervenir la provincia al mando del gobernador de San Luis, Juan Saá, quien invadió San Juan e hizo fusilar a Aberastain en enero de 1861. Buenos Aires entonces comenzó a prepararse para la ofensiva.

La batalla

Derqui consideró como un acto de sedición el comportamiento de Bs. As., por lo que encomendó a Urquiza en tanto capitán general del ejército de la Confederación, que pusiera en obediencia a la provincia rebelde, así comenzó a concentrar las fuerzas en Diamante, Entre Ríos.

El ejército confederal estaba formado por 17.000 hombres, de los que 8.000 fueron aportados por las provincias del centro y 9.000 por Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. El ejército porteño al mando de Mitre, contaba con 22.000 hombres, Mitre contaba además con superioridad de armamento.

A pesar de las desventajas para el ejército confederal, ambas fuerzas chocaron en las orillas del arroyo Pavón, al sur de Santa Fe. Mitre desplegó su infantería, preparándose para el asalto al centro adversario. Sin embargo, fue la artillería confederal la que dio inicio al combate, abriendo grandes brechas en las filas de infantes porteños, blancos fáciles debido a sus vistosos y coloridos uniformes.

El irregular combate duró apenas dos horas, durante las que el ala izquierda confederal bajo el mando del coronel mayor Juan Saá, compuesta en gran parte por las divisiones santafesinas, derrotó completamente a la caballería del Primer Cuerpo del ejército porteño. También el ala derecha arrolló a la caballería del ala izquierda del ejército de Buenos Aires. En cambio, el centro del ejército de la Confederación, compuesto por milicianos del interior con escaso entrenamiento militar, fue superado y obligado a retroceder por los aguerridos y bien pertrechados batallones de infantería porteños.

Urquiza abandonó el campo de batalla a pesar de la victoria. La insólita decisión de Urquiza dejó el campo abierto al ejército porteño, que se había retirado hacia San Nicolás de los Arroyos. Mitre decidió entonces consolidar su posición para marchar luego sobre Santa Fe y el 4 de octubre, inició su avance sobre Rosario con 13 000 hombres y 42 piezas de artillería, ciudad que ocupó una semana después.

En los meses siguientes, el avance de los porteños y sus aliados fue imparable; y el único ejército federal que podrían haberles opuesto resistencia, el de Urquiza, fue prácticamente desmantelado por orden de éste. Al ver que el país era invadido, Derqui renunció y se refugió en Montevideo.

Detrás del telón de guerra: la conciliación

¿Por qué Urquiza tomó esa “insólita” decisión de retirarse del campo batalla? No hay que olvidar que el general Urquiza, representaba a los estancieros entrerrianos, a los que él mismo pertenecía. En su momento fue en alianza con la oligarquía porteña contra Rosas hasta que el monopolio aduanero y de los ríos de parte de Bs. Esto lo movió a romper con los porteños y derrotar a Rosas. Así los estancieros entrerrianos se convirtieron en el eje de la organización nacional, acaudillando a todos los sectores interesados en impedir que la oligarquía porteña organice la nación de acuerdo a sus intereses. Urquiza y los suyos decidieron que les era más barato llegar a un acuerdo con los oligarcas porteños, sean comerciantes o terratenientes, que llevar una lucha a muerte, siempre y cuando no se metan con los asuntos de Entre Ríos.

“Su claudicación ante Buenos Aires estaba en el orden natural de las cosas, y así lo observo Alberdi, que dio una descripción acabada del aspecto personal de esta política sin determinar su base clasista: ¿para que ha dado Urquiza tres batallas? Caseros para ganar la presidencia, Cepeda para ganar una fortuna, Pavón para asegurarla” (1).

A continuación, Mitre proyectó su influencia sobre todo el país: todos los gobernadores federales –con la notable excepción de Urquiza– fueron derrocados en las semanas finales del año y en las primeras de 1862. Meses después, Mitre fue elegido presidente de la Nación por medio de elecciones organizadas por los nuevos gobiernos; tanto en la elección de éstos, como en la de aquél, los candidatos federales estaban proscriptos.

1 Milcíades Peña, La era de Mitre, de Caseros a la guerra de la triple infamia, p. 32.

Batalla de Pavón

La batalla de Pavón, fue librada en el sur de la provincia de Santa Fe el día 17 de septiembre de 1861, y fue un combate clave entre las tropas de la  Confederación Argentina y las del Estado de Buenos Aires, este combate significó el fin de la Confederación Argentina, y la incorporación de la provincia de Buenos Aires con la reunificación territorial del país.

Desarrollo de la batalla

Un fuego intenso de la artillería de la Confederación inició la batalla; la infantería porteña recibió el fuego del enemigo, pero no obstante consiguió avanzar hasta las proximidades de la infantería federal, sosteniendo un vivo combate con ella; Paunero avanzó con sus seis batallones y dos baterías hacia la línea del adversario, que no pudo contenerlo; Mitre lo ascendió a general en el campo de batalla. Emilio Mitre atacó simultáneamente con su infantería. Los infantes de Buenos Aires decidieron la acción en su ataque al centro mismo del ejército de Urquiza.

En los flancos, la caballería porteña repitió el desbande de Cepeda al tomar contacto con la entrerriana; ésta avanzó luego sin orden hasta hallarse sobre la retaguardia y los flancos del ejército de Buenos Aires, siendo contenida por la infantería, que avanzó hacia la posición principal del adversario.

Los flancos de la infantería de Urquiza quedaron sin protección y esa circunstancia fue aprovechada por la infantería porteña para envolverla. La caballería entrerriana no pudo nada contra la infantería porteña y fracasó en su intento de ataque a la retaguardia que mandaba Mitre en persona.

En presencia de aquella situación, Urquiza optó por iniciar la retirada; casi toda su artillería estaba en poder del adversario; su infantería había sido desorganizada y se hallaba dispersa. No quiso esperar a reorganizar el ejército para retirarse, como había hecho Mitre después de Cepeda; sólo quiso salvar las divisiones entrerrianas y, después de dar las órdenes pertinentes, se puso en marcha hacia Rosario y pasó a Entre Ríos cerca del Carcarañá.


En poder del ejército de Buenos Aires habían quedado 22 piezas de artillería, 2.500 fusiles, 57 carretas con todo el parque, 11 banderas de guerra, 12 jefes, 110 oficiales y 1.650 soldados prisioneros.
Las pérdidas del ejército porteño fueron 13 oficiales, 162 muertos, 500 heridos y numerosos dispersos.
Sarmiento escribió a Mitre el 20 de setiembre de 1861 en la fiebre de la beligerancia: "No trate de economizar sangre de gauchos. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos".
Si la caballería había sido hasta allí el instrumento favorito y decisivo de las batallas, la infantería, hija de la ciudad, se convirtió desde entonces en el arma más importante y decreció la trascendencia de la caballería, hija de la campaña y de sus habitantes. 
Pero no fue Mitre el que descubrió la eficacia de la infantería, pues San Martín y el general Paz la habían empleado con eficacia en sus campañas con resultados excelentes.
Derqui no creyó que el resultado de la batalla de Pavón era el fin; pensó que podía continuar la lucha y designó a Sáa jefe del ejército del centro, ascendiéndolo a brigadier lo mismo que a Juan María Francia. 
El general Valentín Virasoro se retiró con Cayetano Laprida hacia el Carcarañá, con unos 1.200 hombres, las disposiciones tomadas por Gelly y Obes lograron reagrupar la caballería porteña y Mitre continuó las operaciones. 
El 11 de octubre ocupó la ciudad de Rosario, donde Derqui intentó ofrecer resistencia y fue vencido, retirándose hacia Santa Fe, a cuyo gobernador Pascual Rosas pidió medios y hombres para organizar un cuerpo de defensa al mismo tiempo que enviaba emisarios a las provincias para levantar los ánimos, aunque su esfuerzo halló cada día menos eco ante la estrella en ascenso de Mitre.
Desde el Saladillo, Mitre escribió a su ministro Gelly y Obes el 15 de octubre: . ..

"Laprida, Lamela y compañía con una fuerza que yo creo no alcanza a 500 hombres, abandonaron la posición que ocupaban en la cariada de Cabral, puntas de Pavón, pasó al exterior de la Horqueta y se incorporó ayer a Virasoro como a ocho leguas a vanguardia de este punto, donde esperaba la incorporación de Mascarilla con 500 hombres, ocupándose otros jefes en hacer citaciones que no dan resultado, pues estoy de acuerdo con muchos de ellos; así es que el enemigo no podrá reunir arriba de 1.500 hombres, y aunque fueran 2.000 sería lo mismo. Creo que la Providencia -nos los pone a la mano para acabar con todos ellos a la vez, pues debo advertirle que están malísimamente montados"...

Se tejieron leyendas que no tienen asidero, como la que hizo circular Julio Victorica sobre unas cartas dirigidas a Derqui por representantes de Buenos Aires y que habría olvidado en su sobretodo en el vapor Oberón, después de una entrevista con Mitre y Urquiza. 

Pero las relaciones de Derqui y Urquiza fueron cordiales aún después de la batalla de Pavón y no se habría explicado esa actitud Si hubiese sido desleal. Urquiza le escribió el 20 de setiembre:

"Debo a Vd. una explicación sincera de mi regreso. Vd. es testigo de cuánta repugnancia tenía yo de hacer esta camparía; el encarnizado combate que presencié me disgustó al extremo; enfermo desde que empezó la campaña, pues me levanté de la cama para la marcha y combate de todo el día, las falsas noticias que recibí, la desmoralización que he presenciado y que no me es dado soportar, todo me decidió a retirarme. Excúseme Vd. de volver. Mi salud no me lo permite y otras consideraciones que son aun superiores a mí. Le deseo acierto y felicidad y me es grato repetirme de Vd. con toda estimación y afecto".

El 24 de setiembre, le responde Derqui:

"Mi estimado compadre y amigo: he recibido su carta datada en Diamante con el más amargo pesar, porque en ella me anuncia que su salud quebrantada antes de la batalla, sigue padeciendo notablemente. Conocía esta circunstancia y preveía que tan encontradas sensaciones agravasen sus dolencias físicas. Vd. conoce cuánto interés me inspira su suerte personal, y debe valorar el sentimiento que me acompaña. El trance porque hemos pasado ha sido harto duro, ha sido una prueba que todavía no hemos cumplido. Toda la explicación que Vd. me hace, no me es desconocida, me convence nuevamente de lo que he asegurado a cuantos me han hablado de este asunto, sobre el proceder de Vd. después de la batalla. Su ausencia del ejército es un vacío que no podré llenar nunca. Pero me someto a todo, porque respeto las razones personales que influyen en su propósito, y en todas partes sé que puedo contar, como amigo, con su lealtad, como gobernante con su veneración a la ley y su patriotismo sin mancha. Vd. debe ver con cuántas dificultades estoy luchando, por la dispersión de nuestro ejército, la falta de recursos, y más que todo por la marcha de las divisiones entrerrianas, que han pasado a esa provincia, hace, no me es desconocida, me convence nuevamente de lo que he asegurado a cuantos me han hablado de este asunto, sobre el proceder de Vd. después de la batalla. Su ausencia del ejército es un vacío que no podré llenar nunca. Pero me someto a todo, porque respeto las razones personales que influyen en su propósito, y en todas partes sé que puedo contar, como amigo, con su lealtad, como gobernante con su veneración a la ley y su patriotismo sin mancha. Vd. debe ver con cuántas dificultades estoy luchando, por la dispersión de nuestro ejército, la falta de recursos, y más que todo por la marcha de las divisiones entrerrianas, que han pasado a esa provincia, dando margen a suposiciones infundadas. Pero tengo el deber de salvar al país, y a más del buen espíritu que encuentro, me alienta la confianza de que Vd. no se olvidará de mi posición y me ayudará con su poderoso concurso. Estoy en la mayor ansiedad por tener noticias suyas, y le ruego haga un esfuerzo para escribirme"...

Urquiza había tomado una decisión y dejó al presidente Derqui a merced de su creciente impotencia. En los primeros días de octubre, por iniciativa de Urquiza, la provincia de Entre Ríos reasumió su soberanía y se sustrajo a la lucha.

Significado de Pavón

El propio Mitre explicaría en 1869 a Juan Carlos Gómez: 

"Pavón es la gran victoria del partido de la libertad argentina. El triunfo militar fue de la provin-cia de Buenos Aires; el triunfo moral y político, de las provincias argentinas, sin cuyo concurso hubiéramos tenido que repasar el Arroyo del Medio ... La unión nacional se hizo".

¿Quién triunfa en Pavón? Ramón J. Cárcano responde: "La unión nacional. Unitarios, federales, porteños y provincianos, la Confederación y Buenos Aires, Urquiza y Mitre, todos triunfan, porque todos luchan por la organización de la patria.

No son dos rivales que se excluyen por ambiciones personales, sino dos exponentes de fuerzas colectivas, que luchan por constituir la propia asociación y fundar el solar definitivo. Ambos buscan alcanzar sus designios por distintos medios, y por eso el encuentro fatal del camino levanta polvo y gime el dolor de la contienda.

No representan la disputa de dos hombres. Encarnan en realidad el choque de dos tendencias ancestrales dentro del hogar común, que la presión de los intereses y la exaltación de sentimientos convierten en masas impulsivas, hasta que la confianza recíproca, creada por el mismo choque, las desarma y unifica en la concordia".

Presidentes argentinos

Juntas de Gobierno 25/05/1810 – 18/12/1810   Junta Patria 18/12/1810 – 23/11/1811  Junta Grande Triunviratos 23/11/1811 – 08/10/1812   Prime...